1.- Nací en El Portón, un pueblito de la chiquitanía cruceña…

Nací en El Portón, un pueblito de la chiquitanía cruceña, entre la capital de la provincia Chiquitos y su segunda sección San José y Roboré respectivamente. Allí tocaba punta de riel la construcción del ferrocarril que viene del Brasil hacia Santa Cruz. Mi padre, que era cantinero y trabajaba vendiendo tragos y vendiendo cigarrillos, cambió de negocio y se dedicó a la ganadería, a comercializar ganado, a faenar ganado y posteriormente a comprar estancias y a comercializar ganado que se traía desde la frontera con el Brasil para venderle a la Comisión Mixta, que así se llamaba la empresa que construyó el ferrocarril. Mi trabajo desde niño empezó en la estancia de mi padre, en la participación en el arreo de ganado que se compraba desde la frontera con el Brasil y se lo vendía en Santa Cruz o de lo contrario se carneaba en los pueblos que pertenecían al ferrocarril que se estaba construyendo. Esta fue mi primera experiencia de trabajo.

Posteriormente migro al Brasil como consecuencia de no poder entenderme con mi padre, a los 16 años voy hacia el Brasil, primero Corumbá, luego Quedahuana, Araçatuba y otros pueblos para terminar después en Baurú trabajando para una empresa constructora que se llamaba Itaú. La Itaú empleaba a jóvenes bolivianos, a muchachos bolivianos, como ayudantes, como cargadores de cemento y ahí me enganché a trabajar. Posteriormente regreso a Bolivia y de Bolivia me entran ganas para viajar a la Argentina luego de vivir un tiempo en casa de un hermano en Santa Cruz. En la Argentina, y como todo migrante boliviano, vivo deambulando, buscando cualquier empleo, hasta terminar en una fábrica de galletas donde por primera vez tengo contacto con una organización de izquierda, de tendencia trotskista, grupo que se llamaba acción comunista. Es mi primer contacto con la izquierda.

Retorno de la Argentina a Bolivia y por primera vez voy a conocer La Paz, que es la sede del gobierno, no la conocía. Posteriormente decido marchar hacia el norte con el sueño americano metido en la cabeza, pero en este trayecto solamente trabajo una temporada en el Perú, en diferentes lugares, primero en Lima en una fábrica de plásticos, luego en Chimbote en la fábrica de harina de pescado y posteriormente continúo viaje pasando por Guayaquil Ecuador, en Guayaquil me embarco en un barco mercante que hacía la ruta de Guayaquil hasta Buenaventura Colombia. En el puerto de Buenaventura sobre el Pacífico me quedo, me bajo para buscar empleo y poder tener con que seguir adelante. Me quedo en Colombia por espacio de un año y algo más. También es importante decir que en estos países por donde estuve siempre había una gran curiosidad por saber cómo eran las minas bolivianas, cómo eran los mineros y cómo eran sus luchas; es decir, tenían fama a nivel de los países en los que estuve. Cuando me preguntaban a veces inventaba alguna historia para salir del paso y otras les decía sinceramente que no conocía las minas. Es por eso que ahí en mí se encienden las ganas de conocer los centros mineros que en realidad son la base de la economía de la que vive mi país Bolivia. Así es que está metida en mi cabeza la idea de –al volver a Bolivia– ir a conocer las minas y si era posible de repente trabajar en ellas.